Un abrigo siempre es necesario en invierno, tanto para las personas como para las viviendas. Y si, además, este también es útil durante los meses de calor, el beneficio es doble. Además de aportar un mayor confort durante todo el año, el aislamiento térmico del hogar favorece un ahorro importante en las facturas de la luz y el gas, y es que está demostrado que por cada euro que se invierte en él, se produce un retorno de unos 7 euros gracias al ahorro de energía.

Un abrigo de celulosa puede llegar a suponer un ahorro de más del 40% de energía.

Otros datos interesantes: por cada grado que aumenta el termostato, el consumo de energía crece un 7%; y se calcula que alrededor del 98% de la energía que se produce en el planeta se gasta debido a la ineficiencia energética. Por lo tanto, es muy importante que todos pongamos nuestro grano de arena para hacer del mundo y de nuestro hogar, un lugar mejor.

Una manera muy fácil de hacerlo es aislar las paredes de las casas y, según el caso, también el suelo y la cubierta. Si existe cámara de aire una solución totalmente efectiva (y económica) es insuflar celulosa para rellenarla, evitando así la circulación del aire por dentro y que este penetre en el interior de la vivienda. Además, este material también hace de aislante acústico, controla la humedad y es totalmente ecológico. Esta opción es la que se tomó en una casa a cuatro vientos de Terrassa.

Esta vivienda tiene una gran superficie de pared con cámara de aire y una ubicación alta que la hace estar expuesta al frío y al calor. Para poder llegar a todos los rincones de la cámara fue necesario utilizar una máquina elevadora y mucho material y metros de manguera. Aun así, en un par de días el trabajo estuvo listo y la casa pudo empezar rápidamente a ahorrar energía. Y es que la celulosa puede llegar a generar hasta cinco grados de diferencia con el exterior, ya sea invierno o verano. Además, dura para siempre, así que pocas veces un abrigo ha supuesto una mejor inversión.